Son varias las minorias etnicas que se acercan a los pies del Fansipan, los domingos ,con sus coloridas ropas para participar en el mercado.
Totalmente indiferentes a un mundo que parecen desconocer. Son viejos pueblos que llegaron a estas montañas con lo puesto desde las planicies del Yang Tse, huyendo del acoso de tribus más aguerridas.
En el largo éxodo perdieron sus libros y su historia, pero se las arreglaron para conservar sus tradiciones, sus vestidos y su forma de vida. Asentados en valles imposibles, transformaron las abruptas laderas en terrazas para cultivar arroz, dejaron en libertad a sus cerdos porque no tenían con qué alimentarlos y mantuvieron las diferencias culturales que los identifican y distinguen, formando un extraordinario mosaico de colores, costumbres y estilos que convierten la región en uno de los más extraordinarios museos vivos, étnica y antropológicamente hablando, del mundo.
La mayoria son mujeres, chicas jóvenes y niñas que deambulan de un lado a otro, algunas van hilando el cáñamo que usan para hacer sus ropas, bolsos y enseres que venden a los turistas.
Te muestran lo que han confeccionado, se ríen, te cuentan, prueban a averiguar tu nacionalidad , en general en su ingles gramaticalmente incorrecto pero más que fluido y si ven que no vas a comprar nada, recurren al chantaje emocional. Todo esto lo hacen con una dulzura y una simpatía ,que en otras partes de Vietnam, parece que cuesta.
"you buy me” o “you buy for me?” posiblemente son las frases que más oigas en tu estancia en Sapa.
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